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La Campaña Admirable  

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Ruta de la Campaña Admirable

Con el nombre de la "Campaña Admirable" se conoce a la acción militar que el brigadier Simón Bolívar emprendió desde San José de Cúcuta el 14 de mayo de 1813, con el objeto de liberar a Venezuela del poder español, luego de la pérdida de la Primera República. Contaba Bolívar con una fuerza de 800 hombres, organizados en 2 columnas o divisiones: la de vanguardia, bajo el mando del teniente coronel Atanasio Girardot, con el apoyo del mayor Luciano D'Elhuyar como segundo comandante; mientras que la retaguardia estaba a cargo del coronel José Felix Ribas como comandante, José Tejada jefe de artillería y del mayor Rafael Urdaneta como mayor general. Asimismo, en sustitución del coronel Manuel del Castillo y Rada había sido nombrado segundo comandante del Ejército el brigadier Joaquín Ricaurte, quien no obstante no acompañó al comienzo a Bolívar en la campaña; incorporándose al año siguiente. Pedro Briceño Méndez era el secretario general y como edecanes, fueron nombrados Juan José Pulido, Fermín Ribón y José Jugo.

El plan inicial de Bolívar para la ejecución de dicha campaña, consistía en el despliegue sobre el territorio venezolano de una ofensiva en 2 direcciones: una columna dirigida por Ribas debía seguir por San Cristóbal-Selva de San Camilo-Barinas y después de libertar esta provincia se reuniría con el grueso de las tropas en Guanare o en Araure; esta columna tenía además la misión de conseguir en la provincia de Barinas, ganado y dinero para las fuerzas patriotas. La columna de Bolívar, marcharía por la dirección de San Cristóbal-La Grita-Mérida-Trujillo.

Para apoyar esta estrategia operacional, el jefe republicano había adelantado al coronel Ribas hasta San Cristóbal con tropas de Cundinamarca y algunas de Cartagena. No obstante, Bolívar tuvo que desechar este plan, pues sólo tenía autorización de llevar sus fuerzas hasta Trujillo. En virtud de lo anterior, el 17 de mayo llegó Bolívar a La Grita con el grueso de sus tropas y el 19 continuó hacia Mérida, a donde arribó el 23 de mayo; encontrándose allí la vanguardia y las tropas que le habían precedido. En esta ciudad recibió Bolívar importante ayuda en dinero y suministros de todo género y la incorporación de 500 hombres. Durante su permanencia en Mérida, Bolívar se puso al tanto de la ubicación y magnitud de las fuerzas realistas que operaban en Barinas y Trujillo, comprendiendo que debía actuar con rapidez a fin de evitar la reunión y fortalecimiento de las fuerzas españolas. En consecuencia, ordenó a la vanguardia comandada por Atanasio Girardot que llevase a cabo la limpieza de la provincia de Trujillo. Para esto contaba Girardot con los batallones 2°, 4° y 5° de la Unión y algunos efectivos de artillería y caballería; que en total sumaban 488 combatientes.

La descubierta dirigida por el capitán Hermógenes Maza, la avanzada por el capitán José María Ricaurte, avanzaron en la dirección Mendoza-Betijoque, en tanto que el capitán Manuel Gorgorza, con un pequeño destacamento, marchó hacia Niquitao, por la vía de Las Piedras. En síntesis, todas estas fuerzas tenían como objetivo fundamental, reunirse en Trujillo con las tropas de Girardot. Paralelo al despliegue de la vanguardia, la retaguardia, bajo el mando del coronel José Felix Ribas emprendía su marcha desde San Cristóbal reagrupando a todos los soldados que habían quedado dispersos o retardados. El 3 de junio, en la tarde, los capitanes D'Elhuyar y Maza dispersaron una fuerza de 50 hombres y luego desalojaron al coronel Ramón Correa de la posición de Ponomesa (Edo Trujillo) en la cual el jefe realista tenía 200 hombres. Este triunfo permitió a Girardot la ocupación de Trujillo el 9 de junio, donde Bolívar dictó días después, el 15 de junio de 1813, el célebre Decreto de Guerra a Muerte.

Posteriormente, ante el repliegue del jefe realista Manuel Cañas a Carache, Girardot se dirigió hacia esa localidad con sus fuerzas el 17 de junio, en horas de la tarde. En horas de la noche, el jefe realista abandonó la línea que ocupaba y llevó sus hombres a las alturas de Agua de Obispos. El 18 de junio se produjo el enfrentamiento entre las fuerzas de Girardot y Cañas, resultando el triunfo del jefe patriota y eliminándose las tropas que podían entorpecer el avance de Bolívar, quien había llegado a la ciudad de Trujillo el 14 de junio, desde donde ordenó Ribas que marchase lo más rápidamente de Mérida en dirección de Boconó, con el objeto de facilitar el factor sorpresa. Mientras tanto a Girardot se le ordenó a replegarse sobre Trujillo.

El 28 de junio salió Bolívar de Trujillo en dirección a Barinas, donde el jefe realista Antonio Tíscar tenía una fuerza cercana a los 2000 hombres. El 1 de julio hizo su entrada en Guanare, ciudad que había sido abandonada por los relistas al tener conocimiento del avance de las fuerzas de Bolívar. Días después, el 6 de julio ocupó Bolívar la ciudad de Barinas sin ningún tipo de resistencia, ya que Tíscar se había retirado a Guayana, por la vía de Nutrias. A la vez que Bolívar efectuaba su movimiento sobre Barinas, el coronel Ribas derrotaba al coronel José Martí en la batalla de Niquitao, el 2 de julio; evitando que dicho jefe realista quien había salido de Barinas a Niquitao, atacara la retaguardia de Bolívar.

Liberada la provincia de Barinas de las fuerzas relistas, Bolívar ordenó el regreso a ésta de Girardot, quien había sido enviado en persecución de Tíscar, para luego enviarlo a Guanare. Por su parte, Ribas tuvo la misión de marchar sobre El Tocuyo y Barquisimeto, con el objeto de enfrentar un contingente realista que avanzaba en esa dirección. El 18 de julio tomó posesión de El Tocuyo y 2 días después siguió a Barquisimeto, donde derrotó el 22 de julio al coronel José Oberto, en la llanura de Los Horcones. El 26 de julio llegó Bolívar a San Carlos procedente de Guanare. El coronel realista Julián Izquierdo comandante de las fuerzas que guarnecían esta ciudad, al tener conocimiento del avance de Bolívar y de la derrota de Oberto en Los Horcones, decidió replegar sus tropas hacia Valencia, lo que sin embargo fue impedido por una contraorden de Domingo Monteverde, quien le ordenó regresar a San Carlos.

El 29 de julio Bolívar fue informado de la presencia del coronel Izquierdo en Tinaquillo, ante lo cual se puso inmediatamente en marcha hacia ese lugar. En la mañana del 31 de julio se encontró con la vanguardia enemiga en la sabana de Pegones. Ante esta situación, Izquierdo ejecutó un movimiento retrógrado y se replegó en la sabana de Taguanes. Hacia este lugar enfiló Bolívar su ataque con su infantería al frente y la caballería en el ala derecha, con la cual hizo un desbordamiento del flanco izquierdo realista. En una maniobra desesperada que buscaba neutralizar el ataque de las fuerzas de Bolívar, Izquierdo emprendió la retirada, pero durante la ejecución de la misma fue derrotado por los republicanos. La victoria de Taguanes dejó expedito a Bolívar el avance hacia Valencia, pues Monteverde se había retirado de Puerto Cabello al enterarse en la sabana de Carabobo, del fracaso de Izquierdo. El 2 de agosto entró el brigadier Bolívar a Valencia, mientras que el coronel Ribas había quedado en San Carlos como comandante de dicha plaza. Días después siguió Bolívar hacia Caracas, hallándose el día 4 en La Victoria, donde aceptó la capitulación que le propuso el gobierno español. Finalmente, el 6 de agosto de 1813 entró triunfalmente a Caracas el pequeño ejército mandado por el brigadier Simón Bolívar; había culminado exitosamente la Campaña Admirable y comenzado la gloria para Bolívar.

La Gloria del Libertador

Decreto de Guerra a Muerte  

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Firma del decreto de Guerra a Muerte

Fué un célebre documento dictado por Simón Bolívar y dado a conocer en la ciudad de Trujillo, el 15 de junio de 1813. La Proclama de guerra a muerte, fue la respuesta de Bolívar ante los numerosos crímenes perpetrados por Domingo de Monteverde, Francisco Cervériz, Antonio Zuazola, Pascual Martínez, Lorenzo Fernández de la Hoz, José Yánez, Francisco Rosete y otros jefes realistas luego de la caída de la Primera República. La matanza de los republicanos por parte de los jefes españoles llegó a extremos tales de provocar el rechazo de personajes adictos a la causa monárquica. Uno de ellos fue el abogado fue el abogado Francisco de Heredia, oidor y regente de la Real Audiencia de Caracas, quien pidió en distintas formas que cesaran las ejecuciones, lo cual no sucedió. Según el testimonio del propio Heredia relatado en sus Memorias, un fraile capuchino de las misiones de Apure que actuaba como uno de los partidarios de Monteverde, exhortó en una ocasión «... en alta voz a los soldados, de siete años arriba, no dejasen vivo a nadie...» Bolívar en su Campaña Libertadora de 1813 recibió información de la consumación de hechos como el relatado por Heredia, lo que le llevó a expresar el 8 de junio en Mérida: «Nuestro odio será implacable y la guerra será a muerte».

Al pronunciamiento de Bolívar del 8 de junio siguió la proclama el 15 de junio en Trujillo del Decreto a muerte el cual termina de la manera siguiente: "...Españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de Venezuela. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables". En una primera instancia esta manifestación fue considerada por Bolívar como ley fundamental de la República, que luego ampliaría y ratificaría en el cuartel general de Puerto Cabello, mediante una proclama del 6 de septiembre del mismo año 1813, acto que según algunos historiadores puede ser considerado como un «Segundo Decreto de Guerra a Muerte». Posteriormente, cuando en el segundo semestre de 1813 aparecen en escena José Tomás Boves y Francisco Tomás Morales, la matanza se hace más intensa por parte de los realistas y la respuesta de los republicanos es radicalizar la aplicación de la «guerra a muerte». Derivado de esto se produjo la ejecución de los presos españoles y canarios de Caracas y La Guaira ordenada por Bolívar en febrero de 1814. En este último año la «guerra a muerte» se recrudece, perdiéndose numerosas vidas de ambos bandos. Asimismo, es en este contexto de destrucción en el que cae la Segunda República.

Entre los años 1815, 1816 y 1817 la "guerra a muerte" se extiende a la Nueva Granada, en donde el general Pablo Morillo la ejecuta con la mayor crueldad. Entre las numerosas víctimas de Morillo se pueden destacar el científico Francisco José de Caldas, los estadistas neogranadinos Camilo Torres y Manuel Rodríguez Torices y los patriotas venezolanos Andrés Linares y Francisco José García de Hevia. A pesar de haber sido Bolívar el autor del decreto de guerra sin cuartel, en varias ocasiones consideró la posibilidad de la derogación de dicho instrumento. En tal sentido, en su proclama de Ocumare del 6 de julio de 1816, expresó que: "...La guerra a muerte que nos han hecho nuestros enemigos cesará por nuestra parte: perdonamos a los que se rindan, aunque sean españoles. Ningún español sufrirá la muerte fuera del campo de batalla"; lo cual obviamente buscaba humanizar la contienda militar. Finalmente, el 26 de noviembre de 1820 se celebró en Trujillo, en el mismo lugar donde se proclamó la «guerra a muerte», el Tratado de Regularización de la Guerra, el cual derogaba el decreto de 1813.

Batalla de las Queseras del Medio  

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La Batalla de las Queseras del Medio fue una acción táctica librada el 2 de abril de 1819 en el estado Apure, en el marco de la Guerra de Independencia. Durante la misma Páez ordenó el célebre "vuelvan caras", maniobra decisiva para derrotar a las fuerzas realistas. La batalla de las Queseras del Medio se produjo una vez que Simón Bolívar luego del combate de la Gamarra (27.3.1819), se replegó en los Potreritos Marrereños, a la derecha del Arauca, lugar donde el jefe español Pablo Morillo decidió atacarlo. José Antonio Páez enterado de los objetivos de Morillo, a la cabeza de 153 jinetes cruza el río Arauca el 2 de abril de 1819 y enfila 3 columnas contra el campamento realista. Morillo ante el ataque Páez, movió su ejército con la caballería al frente (cerca de 1000 jinetes), por lo que el "Centauro de los llanos" emprendió la retirada en la dirección donde Bolívar había apostado una unidad de infantería. Ante la aparente repliegue de las fuerzas de Páez, Morillo ordenó a un escuadrón bajo el mando de Narciso López rodear al ejército paecista.

Por su parte, Páez encomendó a Juan José Rondón que atacase a López para hacer que éste reuniese su escuadrón en una sola columna, al ocurrir esto, Páez ordenó volver caras y el ataque sobre las fuerzas de Narciso López. El efecto de esta maniobra de la caballería paecista, fue sembrar el caos y la confusión en el ejército realista. La acción de los lanceros de Páez fue facilitada por el hecho de que los carabineros de López echaron pie a tierra para hacer uso de sus carabinas. Ante el ataque de las fuerzas patriotas la caballería realista se retiró con precipitación y se echó sobre su propia infantería, la cual no fue arrollada gracias a la decisión de Morillo de trasladarla rápidamente a un bosque vecino, donde se refugiaron.

El balance del enfrentamiento entre las fuerzas patriotas y realistas, se calculan en 400 bajas para los primeros, contra 2 muertos y 6 heridos de los segundos. El triunfo militar de José Antonio Páez en la batalla de las Queseras del Medio, contribuyó a acrecentar su fama como la "Primera Lanza de los Llanos". En tal sentido, Bolívar al condecorar a Páez y sus valientes llaneros con la Cruz de los Libertadores, culminó su discurso con las siguientes palabras: "... Lo que se ha hecho no es más que un preludio de lo podéis hacer..."

Vuelvan Caras. Autor. Arturo Michelena

En términos generales, la maniobra "vuelvan caras" ejecutada por José Antonio Páez en las Queseras del Medio, es en la terminología militar una táctica llevada a cabo por las unidades de caballería. La misma consiste fundamentalmente en un cambio de dirección de la retaguardia, en la que los que se retiran vuelven cara a sus perseguidores, lo cual crea una gran confusión en los mismos. La maniobra como tal se ejecuta mediante voz de mando o toque de trompeta; siendo la última la más usual. A esta estrategia también se le conoce como "volver cara al enemigo".

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