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Biografías  

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A José de Sucre José A. Paez Santiago Mariño Pedro Camejo



Carlos Soublette Simón Bolívar Francisco de Miranda

Biografía de José Antonio Paez  

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Caudillo de la independencia y primer presidente de la Cuarta República de Venezuela (Curpa, 1790 - Nueva York, 1873). La multiplicidad de intereses que han arropado la llamada historia de la Independencia de Venezuela y el nacimiento de la República, durante el siglo XIX, encuentra su representación máxima en la figura de José Antonio Páez. Las circunstancias que condujeron a este hombre, de condición humilde, a convertirse en presidente de la República y en el gran defensor de Venezuela, no hacen sino dibujar un panorama de alianzas políticas y militares necesarias en un escenario de máxima inestabilidad. En su reverso, la historia revela las múltiples facetas de un hombre que, movido por el azar de una guerra civil con tinte independentista, declinaba su rostro en peón de hacienda, comerciante de ganado, jefe de los ejércitos llaneros y gran caudillo de la patria.



Muy lejos de la Caracas criolla de ímpetus revolucionarios y asideros conservadores de finales del siglo XVIII, José Antonio Páez nació en Curpa, estado Portuguesa, el 13 de julio de 1790. Era descendiente de canarios e hijo de Juan Victorio Páez y María Violante Herrera, ambos de fortuna muy escasa. La familia se encontraba más bien desarticulada; el padre vivía en la ciudad de Guanare y trabajaba para el gobierno colonial en un estanco de tabaco, mientras la madre iba reservando destinos a sus ocho hijos.
Cuando tenía ocho años de edad, Páez fue enviado por su madre a estudiar en una pequeña escuela de Guama. Claro está que las letras no formaban parte de las expectativas de aquella familia, pues la Colonia no reservaba muchos derechos para las clases desposeídas. Sin embargo, nada de esto sería impedimento para que José Antonio Páez se formara en aquello por lo cual se distinguiría. La escuela de este hombre fue la que ofrecían los Llanos de Apure y su estirpe era la del llanero. Grandes extensiones de tierras con pastizales de elevado tamaño húmedos, secos o inundados, según la temporada, componían el paisaje de esta especie de hombres, cuya actividad era lidiar con las bestias del ganado caballar y vacuno en un horizonte que sólo se comprendía a sí mismo.

El Centauro de los Llanos

La ganadería se había convertido en ese entonces en un sustituto importante del derruido comercio del cacao, y ello atrajo a muchos comerciantes a fundar hatos allí donde consiguieran rodear a unas cuantas bestias salvajes. Tal era el caso de Pulido y lo sería también el de Páez, a quien aquél le ofreció la posibilidad de ayudarle en la comercialización del ganado en el hato del Paguey. Fue tal la destreza que adquirió Páez en esta actividad que decidió independizarse, conquistar sus propias tierras y vender su propio ganado.

Comenzó entonces una nueva vida para José Antonio Páez, que no abandonaría jamás. Cuando ejercía de pequeño comerciante todavía, en uno de sus acostumbrados recorridos de Acarigua a Barinas, conoció en el pueblo de Canaguá a Dominga Ortiz Orzúa, huérfana de diecisiete años con quien se casó en esa ciudad en julio de 1809. La vida conyugal se vería interrumpida por causa de la llamada Gran Guerra, iniciada en 1811, nutrida sólo por encuentros infrecuentes hasta 1821, cuando apareció Barbarita Nieves en la vida del futuro caudillo. Dos hijos nacieron del vientre de doña Dominga: Manuel Antonio y María del Rosario.

El estallido de una guerra civil fue la consecuencia más inmediata de la declaración de la Independencia el 5 de julio de 1811 y la posterior sanción de una Constitución Federal. Las diferencias entre los criollos patriotas y los adeptos al entonces prisionero Fernando VII no fueron sino una de las aristas de la contienda; el bando "realista", comandado por Domingo Monteverde, se oponía también a la revolución, hallando la mayoría de sus fuerzas militares en los recién configurados ejércitos de pardos y esclavos. La cuestión de fondo era entonces una lucha entre clases y castas por la tenencia de la tierra, la obtención o pérdida de privilegios políticos, y por reivindicaciones estamentarias de los desposeídos.

Nada diferente sucedía en los Llanos de Apure, donde la situación se vivió como un confuso llamado a las armas. Las noticias llegaban por intermedio de algunos dueños de hacienda, quienes, aterrorizados por la posible pérdida de sus tierras, decidían armar sus propios ejércitos. Tal fue el caso de Pulido, quien no tardó en convocar a Páez para que le ayudara a entrenar a sus hombres en pro de esta causa defensiva. Resultaba muy difícil, sin embargo, que los llaneros lograran dibujarle un rostro distinto a su enemigo como no fuera el de su opresor más inmediato, y de ahí que muchos de ellos se unieran a la causa realista. En esta maraña de confusiones, cuyo resultado fue la capitulación de Miranda y la pérdida de la República en 1812, José Antonio Páez se definió como patriota y se incorporó a las tropas republicanas que mandaba Pulido.

El regreso de José Antonio Páez a los Llanos se produjo en 1813; en 1914 se trasladó a Mérida, donde permaneció hasta septiembre del mismo año, cuando volvió nuevamente a los Llanos. No saldría de este territorio hasta 1818, cuando sumó las suyas a las tropas del ejército de Bolívar. Páez, se dice, siempre estuvo enfrentado contra los realistas, con independencia de que los intereses que lo movilizaran tendieran, en un principio, más hacia la defensa de los territorios que hacia la llamada causa independentista. Reclutado y prófugo del batallón realista a cargo de Antonio Tíscar en 1813, logró armar progresivamente un poderoso ejército patriota que ya para 1818 era una de las principales fuerzas con las que contaba la Independencia.

La estrategia de reclutamiento era la de ofrecer tierras a cambio de lealtad militar; esta táctica se convirtió en una de las armas más poderosas a favor de la conquista de la Independencia en 1821, pero también fue lo que permitió a Páez convertirse en uno de los principales latifundistas del país. Hasta 1816 las batallas libradas por José Antonio Páez como capitán de caballería perseguían sólo el propósito de la defensa y conquista de nuevos territorios; la batalla de las Matas Guerrereñas, en noviembre de 1813, es una de las contiendas que se destacan de este período.
Entre 1816 y 1818 puede decirse que José Antonio Páez se consolidó como jefe supremo de los ejércitos llaneros. Su carisma era impresionante y su temeridad, no sólo en la estrategia del combate sino, además, en el desconocimiento de la jerarquía de mando cuando lo consideraba necesario, le permitieron ganar adeptos en su escalada hacia la posición de máximo caudillo.

Fueron los tiempos de las famosas batallas de Chire, Mata de la Miel, Yagual y Mucuritas; en ellas se peleaba con arma blanca, se hacía el rodeo al enemigo, y se empuñaba la lanza con la cual la víctima caía abatida luego de haber sido levantada, casi a la altura de dos metros, por el impacto del arma sobre su cuerpo a la velocidad del centauro. Se atacaba por varios flancos en forma simultánea, por la retaguardia y a contragolpe, como era el estilo preferido del caudillo, quien se hizo famoso por la táctica de "vuelvan caras", "¡vuelvan, carajo!" o "volver riendas", que consistía en hacerse perseguir por el enemigo y repentinamente darse la vuelta y emprender el contraataque. Estos fueron también los tiempos del retorno de Fernando VII al poder y del general realista Pablo Morillo, el Pacificador, a quien no se lograría vencer sino hasta 1821.






Con el propósito de unificar los ejércitos venezolanos, se trasladó Bolívar a los Llanos en busca del general Páez, encuentro que se produjo el 30 de enero de 1818 en el hato Cañafístola. La unión de ambos ejércitos se realizó de manera inmediata, gracias al acuerdo de Bolívar de otorgar tierras a los llaneros y al carisma de Páez para seducir a sus hombres. Paéz convenció a Bolívar de seguir una estrategia que los llevaría a enfrentarse Morillo en las riberas del Apure y vencerlo en la famosa batalla de las Queseras del Medio, el 2 de abril de 1819; con ello obtuvieron Páez y sus soldados el galardón de la Cruz de los Libertadores.


En 1821, después de un año de relativa calma, Bolívar rompió la tregua que había pactado con Morillo; y Páez, acatando las órdenes del Libertador, partió a su encuentro desde Achaguas hacia San Carlos, el 10 de mayo de 1821, con 1.000 infantes, 1.500 jinetes, 2.000 caballos de reserva y 4.000 novillos. La cita tenía como propósito planear la estrategia de aquella contienda conocida como la batalla de Carabobo (24 de junio de 1821), en la cual se venció definitivamente a los ejércitos realistas de Venezuela. "El bizarro general Páez (diría Bolívar al vicepresidente de Colombia), a la cabeza de los dos batallones de su división y del regimiento de caballería del valiente coronel Muñoz, marchó con tal intrepidez sobre la derecha del enemigo que en media hora todo él fue envuelto y cortado. Nada hará jamás bastante honor al valor de estas tropas. [...] La conducta del general Páez en la última y en la más gloriosa victoria de Colombia lo ha hecho acreedor al último rango en la milicia, y yo, en nombre del Congreso, le he ofrecido en el campo de batalla el empleo de General en Jefe del Ejército."




La Cosiata

Eran los tiempos de la Gran Colombia (1819-1830) y Venezuela, adherida a esta República, había quedado dividida en tres departamentos: Venezuela (provincias de Caracas, Carabobo, Barquisimeto, Barinas y Apure), Orinoco (provincias de Guayana, Cumaná, Barcelona y Margarita) y Zulia (provincias de Maracaibo, Coro, Mérida y Trujillo). En 1821 Páez asumió el cargo de comandante general del ejército del departamento de Venezuela, en cuyo ejercicio, lejos de consolidar la unión de la Gran República cual era la expectativa de Bolívar, se convirtió en el líder del movimiento de separación de Venezuela conocido como La Cosiata (cosa pequeña).


El clima de inestabilidad política existente en toda la República Colombiana para 1825 sería aprovechado por Páez para iniciar su escalada definitiva al poder. Después de la toma del castillo de Puerto Cabello en noviembre de 1823, Páez se insubordinó progresivamente del poder ejecutivo y ejerció su poderío militar en forma independiente y extralimitada. En enero de 1826 Páez se vio implicado en acontecimientos violentos llevados a cabo por los batallones Anzoátegui y Apure, a propósito del reclutamiento de la población, en las ciudades de Caracas y Valencia. Tales hechos llevarían al senado colombiano a suspenderlo de su cargo en virtud de las denuncias que contra él hicieran las municipalidades de Valencia y Caracas; debía comparecer ante el congreso colombiano, pero Páez se negó y prefirió secundar las revueltas que, en su nombre, hicieran sus allegados. Ante el miedo de una nueva guerra, Páez fue repuesto en sus actividades el 6 de abril de 1826.


La Cosiata estaba en proceso, y los conspiradores veían en la figura del caudillo al hombre capaz de consolidar la separación. A mediados de mayo de 1826, Páez fue nombrado jefe superior civil y militar de Venezuela, y éste se comprometió a cumplir las leyes, siempre y cuando se desconociera la autoridad de Bogotá; el cabildo de Caracas y otras municipalidades secundaron la propuesta. Páez había sido instado entonces por los conspiradores entre los que se encontraba Miguel Peña a convocar una Asamblea Nacional Constituyente, actividad que programó para el 10 de enero de 1827.


Bolívar, enterado de los acontecimientos en Perú, regresó a Venezuela con el objeto de poner orden, implantó una serie de medidas y ratificó a Páez en su cargo de jefe superior civil y militar. Sin embargo, una vez fracasada la Convención de Ocaña y Bolívar autoproclamado dictador de Colombia, Venezuela continuó su proceso de separación y, a finales de noviembre de 1929, una Asamblea celebrada en el Convento de San Francisco de Caracas desconoció la autoridad del Libertador y entregó el poder a José Antonio Páez.



En la presidencia de Venezuela

El 13 de enero de 1830 Páez estableció un gobierno provisional, convocó elecciones y el 20 de febrero se reunieron las Asambleas primarias que eligieron los diputados al Congreso Constituyente de Valencia; éste, reunido a comienzos de mayo, nombró presidente provisional de la República de Venezuela a Páez, quien formó gobierno con la camarilla que siempre le había acompañado. Se trataba entonces de pacificar y construir el Estado, que comprendía un territorio, empobrecido y desarticulado, de aproximadamente 1.000.000 km2, con una población aproximada de 700.000 habitantes.


El Congreso aprobó una Constitución pactada de corte centro-federal y nombró a José Antonio Páez, en marzo de 1831, presidente constitucional de la República de Venezuela para el período 1831-1835. El caudillo, eje central de la política hasta 1847, organizó una nueva oligarquía, hallada entre los antiguos hacendados y dueños de hato, generales beneficiados por el reparto de tierras, comerciantes y la clase mantuana de siempre. Las bases del gobierno, aunque con algunos descontentos, eran medianamente sólidas.


La figura de Páez servía como mediación entre el Estado y los excluidos, mientras la oligarquía aseguraba su continuidad en el poder mediante el establecimiento de la participación censitaria y el voto indirecto. Páez no logró ejercer el poder a nivel nacional en virtud de la desarticulación en la cual se encontraba el país, dominado por caudillos regionales sobre todo en las zonas de Oriente y los Llanos. Sin embargo, el caudillo ejecutó algunas medidas de importancia, como la organización de las finanzas públicas, la eliminación del sistema de alcabala, la supresión del monopolio del tabaco y de los derechos de exportación del café y el algodón.

La escena política en 1834 perfilaba unas elecciones reñidas. José María Vargas, representante del poder civilista, resultó electo por mayoría para el período 1835-1839. Inmediatamente, estalló la llamada Revolución de las Reformas originada en las filas del ejército y liderada por Santiago Mariño y, nuevamente, José Antonio Páez entró en escena con el objeto de pacificar la situación. En calidad de ministro de la Defensa logró apaciguar la revuelta; fue famoso su Decreto Monstruo, en el cual se establecía la pena del cadalso para los cabecillas de la revuelta.

En 1838 José Antonio Páez fue elegido nuevamente presidente constitucional (1839-1843). En este período Páez tuvo que enfrentar el deterioro en los intercambios entre los países monoexportadores y los países en proceso de industrialización, pese a lo cual logró cancelar un 33 por ciento de la deuda contraída durante la guerra. Creó la Sociedad de Amigos del País y en 1842 repatrió los restos del Libertador. Paralelamente, se creó la sociedad liberal caraqueña, futuro Partido Liberal de Venezuela, y el periódico El Venezolano, órgano de divulgación de la organización liberal en franca oposición hacia el gobierno. Antonio Leocadio Guzmán se erigió entonces como uno de los líderes de la oposición.

Hacia 1847 el partido liberal había cobrado fuerza en varias ciudades y barriadas del territorio nacional; su carácter policlasista vaticinaba la guerra civil que enfrentaría a los venezolanos a partir de 1859. En marzo de 1847 José Tadeo Monagas asumió la presidencia de la República apoyado por el gran caudillo, como estrategia para calmar las aspiraciones de los liberales en las figuras de Antonio Leocadio Guzmán y Ezequiel Zamora.

Sin embargo, no tardaría en instaurarse el llamado "monagato" y Páez comenzó a sufrir las penas de la defenestración. En 1848 José Tadeo Monagas cometió un atentado contra el Congreso y Páez asumió la defensa, esta vez por la vía del alzamiento y la revuelta. La primera asonada llevada a cabo por Páez en Calabozo y San Fernando le significó una derrota al caudillo, quien huyó sin pensarlo dos veces a Nueva Granada. Desde Ocaña pasó a Santa Marta, en donde embarcó hacia Jamaica, Saint-Thomas y Curazao, para planear desde aquí su segunda expedición.

El 2 de julio de 1849 desembarcó en la Vela de Coro con la intención de armar un ejército, pero falló en su intento y fue hecho prisionero y llevado al castillo de San Antonio en Cumaná. Mientras duraba su presidio, Páez era visitado por su hija María del Rosario y su esposa doña Dominga, reaparecida después de treinta años. Gracias a las diligencias que hiciera ella ante José Tadeo Monagas, Páez logró salir en libertad y embarcarse en el buque Libertador rumbo a Saint-Thomas. Hasta allí lo acompañó su esposa (28 de mayo de 1850) para cerciorarse de que llegaba en buenas condiciones, y por las mismas se regresó para no volver a verse jamás. De allí pasó a los Estados Unidos, donde fue recibido con todos los honores en las ciudades de Filadelfia, Nueva York, Baltimore y Washington.

Una última jornada le tocaría desempeñar a José Antonio Páez en Venezuela. El país lo seguía aclamando ante las arbitrariedades cometidas por los hermanos Monagas. En 1859 Julián Castro, presidente en ese entonces, lo nombró jefe militar. Había estallado la Guerra Federal: Páez, en Valencia, organizó una confabulación para que lo aclamaran dictador cuando triunfara el bando conservador, y sin más se marchó nuevamente a Nueva York. A su regreso, la coalición conservadora, primero con Manuel Felipe de Tovar y luego con Pedro Gual a la cabeza, lo nombró comandante general de todos los ejércitos del gobierno.

Los últimos diez años de la vida de José Antonio Páez estuvieron nutridos por los viajes que nunca había podido realizar y sus recuerdos, que convirtió en gloria. En su autobiografía evoca instantes como aquellos en Valencia cuando, para agradar a su amada Barbarita, representó Otelo junto a Carlos Soublette; o aquellos otros en que su figura de caudillo se transformaba por instantes en la de un excelente chelista.

Después de una larga estancia en Nueva York, todavía tuvo tiempo de visitar Brasil y Uruguay, y de establecerse en Buenos Aires, donde compuso una canción a una niña, intentó negociar con cuero de ganado y fue nombrado brigadier general de la nación por el presidente Domingo Faustino Sarmiento. Regresó a Nueva York, de donde salió nuevamente hacia el sur en febrero de 1872. Cruzó el istmo de Panamá para viajar a Perú, donde fue recibido con honores, y vía México se volvió a Nueva York, donde falleció el 6 de mayo de 1873.

Biografía de Pedro Camejo "Negro Primero"  

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Actuó como oficial de caballería (teniente) del ejército de Venezuela en la Guerra de Independencia. El apodo de Negro Primero con el que se le conoce, se inspiró en su bravura y destreza en el manejo de la lanza. Fue esclavo de Vicente Alonzo en Apure.
A comienzos de la gesta independentista formó parte del ejército realista. En 1818, cuando el general en jefe Simón Bolívar llegó a San Juan de Payara, durante el desarrollo de la Campaña del Centro, vio a Camejo por primera vez. La valentía y corpulencia del guerrero, junto a las referencias que le dio el general José Antonio Paez acerca del mismo, despertaron el interés del Libertador y, en una breve charla que sostuvieron, Bolívar le formuló algunas preguntas, las cuales fueron contestadas por Pedro Camejo con algo de ingenuidad y sencillez; al explicar las razones que le llevaron a unirse a las filas del ejército republicano, respondió de manera sincera que había sido por codicia; pero que luego comprendió que la lucha tenía otros propósitos más elevados.

Fue uno de los 150 lanceros que participaron en la Batalla de las Queseras del Medio ( 2.4.1819) y en esa ocasión, recibió la Orden de los Libertadores de Venezuela. En la Batalla de Carabobo (24.6.1821) formó parte de uno de los regimientos de caballería de la primera división comandada por José Antonio Páez.
Eduardo Blanco en "Venezuela Heroica", narra el momento cuando herido de gravedad, Camejo se presentó ante el general Páez y, con voz desfalleciente le dijo: "Mi general, vengo a decirle adiós porque estoy muerto".


Biografía de Carlos Soublette  

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General en Jefe del ejército de Venezuela durante la Guerra de independencia y años subsiguientes. Se desempeñó como Presidente de la República entre 1843 y 1847. Hijo de Antonio Soublette y Piar, originario de Tenerife y de Teresa Jerez de Aristiguieta. El 18 de mayo de 1810 ingresó en servicio de las armas como portaestandarte en un escuadrón de caballería de Caracas. En julio de ese año ascendió a Teniente. Durante este mismo año, bajo las órdenes de Francisco de Miranda, actuó en la campaña destinada a dominar la insurrección armada de Valencia (julio-agosto). En aquella ocasión fue ascendido a Capitán.


El 12 de febrero de 1812 contrajo matrimonio con Ollala Buroz. Durante este mismo año, con el grado de Teniente Coronel comandó un escuadrón de caballería del ejército republicano que combatió las fuerzas realistas que lideraba el capitán de fragata Domingo Monteverde. A la caída de la Primera República, fue reducido a prisión en el Castillo de San Felipe de Puerto Cabello. Liberado en 1813, se enroló en el ejército Libertador, el cual había concluido la Campaña Admirable. Bajo las órdenes de Joé Felix Ribas combatió en la batalla de Vigirima (23-25.11.1813), así como en la de La Victoria (12.2.1814). Durante la emigración del ejército republicano a oriente (julio de 1814), con una unidad de caballería cubrió la retaguardia. El 17 de agosto del mismo año intervino en la batalla de Aragua de Barcelona y, perdida la Segunda República, emigró a Nueva Granada con el general en jefe Simón Bolívar y participó en las acciones militares que el Libertador llevó a cabo en Santa Fe de Bogotá (diciembre de 1814), el Magdalena y Cartagena (1815).

En mayo de este último año, emigró a las Antillas y, en Haití formó parte de las fuerzas que en 1816 debían desarrollar la Expedición de los Cayos en las costas de Venezuela. Posteriormente, el 1 de junio durante la toma de Carúpano por las tropas de la expedición, y bajo el mando directo del general Manuel Piar, actuó contra el flanco izquierdo de la ciudad. Allí fue nombrado Gobernador del Cuartel General y, el 23 del mismo mes, recibió el nombramiento de jefe del Estado Mayor interino, en reemplazo del coronel Henri Ducoudray-Holstein.
El 31 de diciembre de 1816 se incorporó a las fuerzas del general Simón Bolívar, que procedente de Haití, desembarcaron en Barcelona. El 2 de enero de 1817 Bolívar lo nombró miembro de la Orden de los Libertadores de Venezuela. El 9 de enero del mismo año, actuó con Bolívar en el combate de Clarines, en el cual fueron derrotados los republicanos y donde recibió Soublette una herida. En marzo marchó de 1817 con Bolívar a Guayana y tomó parte activa en las operaciones para la liberación de la provincia. Para entonces era sub-jefe del Estado Mayor General. El 3 de Octubre de ese año, actuó como fiscal en el juicio a que fue sometido el general en jefe Manuel Piar. En la batalla de Boyacá (7.8.1819) mandaba uno de los cuerpos del victorioso ejército republicano. El 1 de mayo de 1820, Bolívar lo propone ante la Comisión permanente del Congreso para el ascenso a General de división, pues los servicios que ha prestado según el Libertador “... lo hacen digno a una recompensa". El mismo día, mediante decreto ejecutivo, fue nombrado Vicepresidente interino de Venezuela.

En 1837 fue elegido Vicepresidente de Venezuela y asumió la Primera Magistratura por haber renunciado Vargas en 1836. Este cargo lo ejerció hasta el 28 de enero de 1839. El 26 de enero de 1843 asumió nuevamente la Presidencia de la República, al ser favorecido por la mayoría de los votos. Entregó el poder el 20 de enero de 1847 al vicepresidente Diego Bautista Urbaneja, de quien lo recibió el 1 de marzo de 1847 el nuevo presidente José Tadeo Monagas
En 1848 se hallaba en su hato en Chaguaramas cuando, el 24 de enero, se produjo el atentado por parte de los Monagas (José Tadeo y José Gregorio Monagas) contra el Congreso; hecho que indujo al levantamiento del general José Antonio Páez, a quien se unió el general Soublette en calidad de jefe de Estado Mayor. Derrotado con su jefe en la batalla de los Araguatos (12.3.1848), emigró a Nueva Granada y se radicó en Santa Marta.
En 1858 regresa a Venezuela por invitación del general Julián Castro, jefe del Gobierno en aquellos momentos. En 1860 fue Senador por la provincia de Caracas y luego Secretario de Estado en el gobierno de Pedro Gual. Después del triunfo de la Federación, se apartó de la vida pública sólo para volver brevemente antes de su muerte, durante el gobierno de los “Azules”, liderado por José Ruperto Monagas (1869-1870).

Biografía de Santiago Mariño  

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General en jefe del Ejército Libertador de Venezuela en la Guerra de Independencia, libertador de Oriente (Valle del Espíritu Santo, Nueva Esparta, 1788 – La Victoria, Aragua, 1854). Participó activamente en la lucha por la independencia.
Derrotada la Primera República, emigró al islote de Chacachacare, donde vivía su hermana Concepción; desde allí comandó una expedición en 1813 contra los realistas en el Oriente venezolano, y en seis meses liberaron las provincias de Cumaná y Barcelona. Mariño sostuvo la idea de mantener separado el mando del ejército de oriente y el de occidente.

En febrero de 1814, al frente de su ejército, se desplazó hacia el centro del país; derrotó a José Tomás Boves en Bocachica (31-3-1814) y, junto al Libertador, consigue la victoria en la primera batalla de Carabobo (28-5-1814). Perdida la Segunda República, marchó a Cartagena y luego a Jamaica; posteriormente integró la expedición de Los Cayos comandada por Bolívar.

En 1816 en la Isla Margarita una asamblea proclamó a Bolívar jefe supremo de la República, y a Mariño su segundo; igualmente, se acordó unificar el territorio en uno solo desconociendo la división de oriente y occidente. Bajo su inspiración, se reunió el Congreso de Cariaco en 1817, en el que se decretó un Estado federal regido por un gobierno similar al establecido en 1811, proyecto que fracasó en poco tiempo. Asistió como diputado al Congreso de Angostura. En 1821 es nombrado jefe del Estado Mayor General del Ejército Libertador, rango con el que participó en la batalla de Carabobo.
A partir de 1826 dirigió junto a José Antonio Páez el movimiento de La Cosiata y fue entusiasta partidario de restaurar la República de Venezuela, separada de la Gran Colombia. Derrotado por Vargas en la elecciones presidenciales de 1835, Mariño encabezó en julio de ese año el movimiento conocido como Revolución de las Reformas. Marchó fuera del país, pero regresó en 1848 siendo nombrado comandante general del ejército que se enfrentó a Páez a raíz del alzamiento popular de 1848. Murió alejado de la actividad pública.

Biografía de Antonio José de Sucre  

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Cumaná, actual Venezuela, 1785 - Sierra de Berruecos, Colombia, 1830) Militar y político venezolano. Miembro de una familia patricia venezolana de larga tradición militar al servicio de la Corona española, su padre, el teniente coronel Vicente Sucre y Urbaneja, se adhirió a pesar de ello a la causa emancipadora desde sus inicios.

Educado por su tío José Manuel, a los quince años se alistó en el ejército patriota como alférez de ingenieros y participó en la campaña de Miranda (1812) contra los realistas, durante la cual ascendió a teniente. Tras el fracaso de este primer intento emancipador, se refugió en la isla de Trinidad, donde entabló contacto con Mariño, a quien siguió en 1813 en la expedición de reconquista de Venezuela, en la que tomó Cumaná e intervino en la organización del ejército de Oriente.

Su arrojo y sus dotes para la guerra determinaron su ascenso a teniente coronel, y como tal tomó parte en la ofensiva sobre Caracas. Sin embargo, vencido su ejército en Aragua y Urica, debió huir para no ser apresado por los realistas. Integrado de nuevo en la lucha, en la segunda mitad de 1815 participó activamente en la defensa de Cartagena de Indias, desde donde pasó a combatir en la Guayana y el bajo Orinoco.

Con el grado de general de brigada, marchó en 1818 a Angostura, donde Simón Bolívar había instalado su cuartel general y organizaba la República. Allí se convirtió en uno de sus mejores lugartenientes y se ganó la amistad y el respeto del Libertador, quien destacó siempre sus dotes militares y su elevado sentido de la moralidad.

Enviado a las Antillas con la misión de obtener armas para el ejército, ingresó a su regreso en el estado mayor de Mariño, quien combatía en el Oriente venezolano; más tarde pasó al estado mayor de Bolívar y fue designado integrante de la comisión que firmó el armisticio y la regulación de la guerra de Santa Ana de Trujillo (1820) con el general realista Pablo Morillo, por el que se pretendía evitar al máximo los efectos de la guerra sobre la población civil.

Al año siguiente, marchó al frente de un ejército en apoyo de la sublevación de Guayaquil, puerto al cual también arribaron tropas del general San Martín. Comenzó entonces la campaña de liberación de Ecuador, que tuvo su culminación en Pichincha, batalla librada en 1822.

Batalla de Ayacucho

Con esta victoria de Sucre se consolidó la independencia de la Gran Colombia, se consumó la de Ecuador y quedó el camino expedito para la liberación de Perú, tras la renuncia de San Martín. Sucre entró en Lima en 1823, precediendo a Bolívar, quien tomó todos los poderes en el país. Participó con él en la batalla de Junín y, el 9 de diciembre de 1824, venció al virrey La Serna en Ayacucho, acción que significó el fin del dominio español en el continente sudamericano.


El Parlamento peruano lo nombró gran mariscal y general en jefe de los ejércitos. Al frente de éstos marchó al Alto Perú, donde proclamó la República de Bolivia en homenaje al Libertador, a quien encargó la redacción de su Constitución. La Asamblea local lo nombró presidente vitalicio, pero dimitió en 1828 a raíz de los motines y la presión de los peruanos opuestos a la independencia boliviana.


Se retiró entonces a Ecuador acompañado de su hija y de su esposa, la marquesa de Solanda. Poco después, acudió en ayuda de Colombia, invadida por el peruano José de la Mar, a quien derrotó en Portete de Tarqui. Tras la firma del tratado de Piura, marchó a Bogotá como delegado de Ecuador ante el Congreso allí reunido, en un momento en que la Gran Colombia se encontraba ya en proceso de desintegración. Formó parte de la comisión encargada de negociar con el general Páez, alzado en armas por la independencia de Venezuela. Poco después, también Ecuador la declaró, y hacia allí se dirigía para evitarla, cuando en la sierra de Berruecos cayó víctima de una emboscada, al parecer ordenada por José María Obando, jefe militar de la provincia de Pasto.

Muerte de Sucre en la sierra de Berruecos

Nuestros Símbolos Patrios  

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Bandera de Venezuela

La bandera de Venezuela es el pabellón oficial del país y uno de los tres símbolos patrios, siendo el más representativo a nivel internacional. La bandera tiene una proporción de 2:3 y está constituida por tres franjas horizontales de igual tamaño de colores amarillo, azul y rojo, con un arco de ocho estrellas pentagonales dentro de la franja azul. Además, en la versión Estatal, el Escudo de Armas se ubica a la izquierda de la misma dentro de la franja amarilla.


El día de la Bandera se celebra el 3 de agosto como fiesta nacional en Venezuela, siendo oficilizado en el 2006 en conmemoración del primer izado de la bandera propuesta por el General Francisco Miranda en suelo venezolano.


Según las disposiciones establecidas en la constitución nacional de Venezuela, la bandera tiene una proporción de 2:3, estando dividida horizontalmente en tres franjas iguales cada una coloreada por un color diferente siendo estos el amarillo en la parte superior, azul en la parte media y rojo en la parte inferior. Las 8 estrellas de 5 puntas que componen la bandera se ubican en un semi-arco centrado en el color azul con la punta principal de las mismas siguiendo el radio de rotación del círculo.


En la Ley de Símbolos Patrios se especifica:Ley de los Símbolos Patrios: Artículo 3. La Bandera Nacional se inspira en la que adoptó el Congreso de la República en 1811. Está formada por los colores amarillo, azul y rojo, en franjas unidas, iguales y horizontales en el orden que queda expresado, de superior a inferior y, en el medio del azul, ocho estrellas blancas de cinco puntas, colocadas en arco de círculo con la convexidad hacia arriba. La Bandera Nacional que usen la Presidencia de la República y la Fuerza Armada Nacional, así como la que se enarbole en los edificios públicos nacionales, estadales y municipales, deberá llevar el Escudo de Armas de la República Bolivariana de Venezuela en el extremo de la franja amarilla cercano al asta. La Bandera Nacional usada por la Marina Mercante sólo llevará las ocho estrellas.


Simbolismo:


Al iniciarse la historia de la bandera, diversos significados se le han atribuido a los colores y elementos conformante de la bandera. Actualmente, el significado de los elementos y colores que conforman la bandera son:


Amarillo: representa las riquezas del territorio.


Azul: representa el extenso mar territorial de Venezuela.


Rojo: representa la sangre derramada por los patriotas en la Independencia.


Estrellas: representan a las siete primeras provincias que firmaron el Acta de la Independencia, el 5 de julio de 1811: Caracas, Cumaná, Barcelona, Barinas, Margarita, Mérida, Trujillo. La octava estrella representa la provincia de Guayana, que incluía los estados: Bolívar, Amazonas y al territorio de Guayana Esequiba.




Escudo de Venezuela

El 9 de marzo del 2006 el gobierno del presidente Hugo Chávez Frías por medio de la Asamblea Nacional Venezolana reformó parcialmente la Ley de Bandera Nacional, Himno Nacional y Escudo de Armas de la República de Venezuela (hoy denominada República Bolivariana de Venezuela) publicadas en la Gaceta Oficial número 38.394.


El Escudo de Armas llevará en su campo los colores de la Bandera Nacional en tres cuarteles (al igual que el escudo predecesor): El cuartel superior izquierdo es rojo y contendrá la figura de un manojo de maises, con tantas espigas como estados tenga la nación, como símbolo de la unión y de la riqueza de la Nación. El cuartel superior derecho es amarillo y como emblema del triunfo figurarán en él una espada, una lanza, un arco y una flecha dentro de un carcaj, un machete y dos banderas nacionales entrelazadas por una corona de laureles. El cuartel inferior es azul y en él figura un caballo blanco indómito, galopando hacia la izquierda de quien observa y mirando hacia delante, emblema de la independencia y de la libertad; adoptándose para tal efecto la figura del caballo contenido en el Escudo de la Federación, de fecha 29 de julio de 1863.


El Escudo de Armas tendrá por timbre, como símbolo de la abundancia, las figuras de dos cornucopias entrelazadas en la parte media, dispuestas horizontalmente, llenas de frutos y flores tropicales y en sus partes laterales las figuras de una rama de olivo a la izquierda de quien observa y de una palma a la derecha de quien observa, atadas por la parte inferior del Escudo de Armas con una cinta con el tricolor nacional. En la franja azul de la cinta se pondrán las siguientes inscripciones en letras de oro: a la izquierda de quien observa “19 de Abril de 1810″, “Independencia”, a la derecha de quien observa, “20 de Febrero de 1859″, “Federación”, y en el centro “República Bolivariana de Venezuela”.


Himno Nacional

El Himno Gloria al Bravo Pueblo es una composición patriótica venezolana de 1810, la cual fue establecida como Himno Nacional de Venezuela por el Presidente Antonio Guzmán Blanco el 25 de mayo de 1881.

En cuanto a su composición, la letra y música han sido atribuidas, respectivamente a Vicente Salias y Juan José Landaeta y se supone que fue escrito originalmente alrededor de 1810 como un himno patriótico. Posteriores modificaciones oficiales ha sido las de 1881, a cargo de Eduardo Calcaño; 1911, de Salvador Llamozas, y 1947 de Juan Bautista Plaza. Esta última es la usada oficialmente en la actualidad.

Se ha dicho que la melodía ya era conocida como La Marsellesa Venezolana desde 1840. En los últimos años, algunas investigaciones han sugerido que el verdadero autor de la letra podría haber sido Andrés Bello, y que la música habría sido compuesta por Lino Gallardo. Sin embargo, esta teoría no ha podido ser comprobada del todo.

Letra de Nuestro Himno Nacional

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